James Cattell
(1860-1944), también alumno de Wundt, introdujo junto a Hall, la psicología
experimental en América y, aunque no cultivó directamente los temas educativos,
trató de aplicar la psicología a todos los campos, incluido el de la educación,
centrándose de forma especial en el estudio de las diferencias individuales y
de los test mentales (a él se le debe la acuñación del término test en 1890).
William James (1842-1910),
considerado honoríficamente Padre de la Psicología Americana, aportó a la
psicología desde su trabajo en educación y filosofía en la Universidad de
Harvard. Su principal publicación fue Principles
of Psycology, la cual marcó a muchas generaciones con sus propuestas
psicopedagógicas. Propone una psicología funcionalista
en que enfatiza la interacción natural entre el cuerpo y la mente, donde los procesos mentales son funcionales en la medida que ayuda a los
individuos en sus intentos por adaptarse a su mundo (Pajares,
2003). Defiende la idea de que la mente no es pasiva
al adaptarse a las circunstancias, sino que es activa, espontánea
y selectiva. Esto supone que los procesos no
pueden ser estudiados de manera aislada, para lo que propone
como metodología de estudio la introspección
(contrario a la metodología experimental que Wundt estaría empleando en
Europa).
James también es reconocido como el padre de la psicología
pragmática. Describe la pragmática como un método
que determina si acaso existirá una diferencia práctica (o útil) en la noción
de verdad. Supone que no existe una verdad final, porque la verdad de una
idea está en sus consecuencias y en su utilidad para el sujeto
(Halyar, 2007).
Su
influencia en la psicología educacional se dio, específicamente, en una gran
dedicación a la formación de profesores, a través tanto de clases como de
publicaciones escritas, pues fue capaz de adaptar su sistema teórico a su
aplicación en sala de clases. La psicología experimental de Watson vino a
dominar durante las tres primeras décadas del siglo XX, quedando la influencia
de James como una inspiración más que como una teoría (Pajares, 2003).
Fue
también de alta importancia la influencia del filósofo y pedagogo
norteamericano John Dewey (1859-1952). Éste estaba
fuertemente influido por la idea de James que la conciencia constituía un
factor causal en la vida y sobrevivencia biológica y que se relacionaba con el
ambiente de manera sensorial y motora. Es así que la adaptación al ambiente fue la orientación
y el interés psicológico de Dewey.
Le preocupó mucho el ajuste en los seres humanos: físico, mental y moral. Se
consideró revolucionaria
su interpretación del aprendizaje en términos de “by doing” (aprender haciendo), que
planteaba la importancia de utilizar técnicas de enseñanza centradas en el
niño y la defensa de la orientación escolar cooperativa. Dewey
consideraba que los intereses e
impulsos de los niños deben ser el punto de partida del curriculum del colegio,
ya que si el niño no ve
el propósito de la actividad a desarrollar, tendrá menor voluntad para aprender
(Mulcahy, 2007). Contrario a Thorndike quien planteaba que los alumnos sólo podían aprender en respuesta a un estímulo, ya
sea éste castigo o
recompensa, Dewey consideraba que el niño hace conexiones de una experiencia a
otra, y que uno necesita internalizar y construir el conocimiento. Sus
planteamientos más tarde dieron origen al movimiento progresista o de la educación activa, cuyos principios,
según Knight (Mulcahy, 2007), contemplan: a) El proceso de educación encuentra su génesis y propósito en el niño;
b) Los niños son
activos, más que pasivos; c) El rol del profesor es el de un guía más que de
un director autoritario;
d) El colegio
es un microcosmos de
la sociedad; e) La actividad en la sala de clases debe enfocarse en resolver problemas
más que en el empleo de métodos artificiales segmentados por asignaturas; f) La
atmósfera social del colegio debe ser
cooperativa y democrática. Actualmente estos principios
se observan en el constructivismo o en la pedagogía crítica.
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