domingo, 25 de mayo de 2014

         Evidentemente, este cambio de perspectivas sobre el aprendizaje trae consigo un cambio de perspectivas sobre la concepción de la enseñanza y el papel que en ella desempeña el profesor. La enseñanza se centra en el sujeto más que en el material y trata de facilitar la construcción de significado del estudiante acentuando la interacción entre las estructuras mentales del sujeto y la información recibida.
          Una tarea fundamental de la enseñanza será, por tanto, adaptar los materiales informativos y los métodos instruccionales correspondientes a las características particulares de cada uno. Esta es la razón por la que han comenzado a surgir nuevas teorías y modelos de instrucción.
         Es así que, en la actualidad, hay un doble paradigma en las teoría del diseño instruccional, que ha evolucionado desde un paradigma conductista de dos elementos: instrucción-resultados de aprendizaje, resultante del enfoque E-R, a un paradigma cognitivo de tres elementos: instrucción-estructura de memoria-resultados de aprendizaje, que siguen los nuevos postulados de las teorías cognitivas.
        
         Ecología de la clase:

         La ecología en el campo educativo representa más un punto de vista, una orientación, que un contenido nuevo, destacando, por encima de todo, la influencia que el escenario ejerce sobre la conducta del sujeto. Por tanto, ha aportado con una visión más sistémica sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje.
         Asimismo, ha desencadenado en el estudio de contenidos, en alguna manera novedosos, dentro del ambiente escolar, como las variables estrictamente ecológicas, los programas educativos y el clima social de la clase. La investigación realizada en torno a estas variables ha servido para roturar un campo de estudios verdaderamente prometedor, como es el examen de las condiciones ambientales específicas en que se realiza el proceso de enseñanza-aprendizaje, pues es de esperar que la estructura del escenario, el nivel de ruido, o la organización espacial de la clase tengan influencia sobre el comportamiento del estudiante.
         En los últimos años se han investigado tres programas o estructuras de clase llamadas cooperativa, competitiva e individualista. Evidentemente, en una clase ideal se utilizan las tres estructuras y cada una de ellas promueve un tipo diferente de interacción entre los estudiantes y se proyecta sobre el aprendizaje escolar.
         Otras variables que también se han investigado es la influencia de los factores interaccionales, ya sea entre alumnos y entre éstos y los profesores, llamando la atención sobre la importancia de las variables interaccionales en el mejoramiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje (Álvarez y Mayor, 1987).
         Esto se enmarca en una orientación interpretativa o ecológica de la clase, pues se la visualiza como un ambiente social naturalmente organizado en el que los participantes contribuyen a la organización y definición de significados y se sienten comprometidos en dar sentido al escenario, haciéndose preguntas sobre lo que está sucediendo en la clase o sobre el significado que tienen esos sucesos para las personas allí presentes, profesores y alumnos.
         Por lo tanto, la incorporación de estas variables ha llamado la atención sobre la necesidad de investigar en otros factores a los que tradicionalmente no se les asignaba importancia y en los cuales pudiesen encontrarse las causas y, por tanto, los caminos de solución a problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje.


         

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