Evidentemente, este cambio de
perspectivas sobre el aprendizaje trae consigo un cambio de perspectivas sobre
la concepción de la enseñanza y el papel que en ella desempeña el profesor. La enseñanza se centra en el sujeto
más que en el material y trata de facilitar la construcción de
significado del estudiante acentuando la interacción entre las estructuras mentales del sujeto y la
información recibida.
Una tarea fundamental de la enseñanza
será, por tanto, adaptar los materiales informativos y los métodos
instruccionales correspondientes a las características particulares de cada
uno. Esta es la razón por la que han comenzado a surgir nuevas teorías y
modelos de instrucción.
Es así que, en la actualidad, hay un doble paradigma en las teoría del
diseño instruccional, que ha evolucionado desde un paradigma conductista
de dos elementos: instrucción-resultados de
aprendizaje, resultante del enfoque E-R, a un paradigma cognitivo de tres elementos:
instrucción-estructura de memoria-resultados de aprendizaje,
que siguen los nuevos postulados de las teorías cognitivas.
Ecología de la clase:
La ecología en
el campo educativo representa más un punto de vista, una orientación, que un
contenido nuevo, destacando, por encima de todo, la influencia que el escenario ejerce sobre la conducta del
sujeto. Por tanto, ha aportado con una visión más sistémica
sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Asimismo, ha desencadenado en el
estudio de contenidos, en alguna manera novedosos, dentro del ambiente escolar,
como las variables estrictamente ecológicas, los programas educativos y el
clima social de la clase. La investigación realizada en torno a estas variables
ha servido para roturar un campo de estudios verdaderamente prometedor, como es
el examen de las condiciones ambientales específicas en que se realiza el
proceso de enseñanza-aprendizaje, pues es de esperar que la estructura del
escenario, el nivel de ruido, o la organización espacial de la clase tengan
influencia sobre el comportamiento del estudiante.
En los últimos años se han investigado
tres programas
o estructuras de clase llamadas cooperativa, competitiva e
individualista. Evidentemente, en una clase ideal se utilizan
las tres estructuras y cada una de ellas promueve un tipo diferente de
interacción entre los estudiantes y se proyecta sobre el aprendizaje escolar.
Otras variables que también se han
investigado es la influencia de los factores interaccionales, ya sea entre
alumnos y entre éstos y los profesores, llamando la atención sobre la
importancia de las variables interaccionales en el mejoramiento de los procesos
de enseñanza-aprendizaje (Álvarez y Mayor, 1987).
Esto se enmarca en una orientación
interpretativa o ecológica de la clase, pues se la visualiza como un ambiente
social naturalmente organizado en el que los participantes contribuyen a la
organización y definición de significados y se sienten comprometidos en dar
sentido al escenario, haciéndose preguntas sobre lo que está sucediendo en la
clase o sobre el significado que tienen esos sucesos para las personas allí
presentes, profesores y alumnos.
Por lo tanto, la incorporación de
estas variables ha llamado la atención sobre la necesidad de investigar en
otros factores a los que tradicionalmente no se les asignaba importancia y en
los cuales pudiesen encontrarse las causas y, por tanto, los caminos de
solución a problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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