domingo, 25 de mayo de 2014

El aula como materialidad y como comunicación:

Saber por qué el aula que conocemos es como es nos ayuda a ver qué decisiones se tomaron en el pasado y qué procesos ocurrieron para que hayamos llegado a esta configuración determinada. Nuestro argumento central es que el aula de clase es una construcción histórica, producto de un desarrollo que incluyó otras alternativas y posibilidades. Dado que el aula es el ámbito principal de nuestra actividad docente, interrogar lo obvio, ver por qué triunfó esa opción y qué opciones quedaron excluidas, puede contribuir a pensar otros caminos para nuestras prácticas.
Para abordar nuestra genealogía, se quiere discutir primero qué es el aula. Ésta tiene, muchos elementos. No sólo los docentes y los alumnos, sino el mobiliario, los aparatos didácticos, las cuestiones de arquitectura escolar, todo forma parte del aula. Los bancos escolares, los pizarrones y los cuadernos tienen una historia y una especificidad de la que conocemos poco hasta ahora. Además de esta materialidad, el aula implica también una estructura de comunicación entre sujetos. Está definida tanto por la arquitectura y el mobiliario escolar como por las relaciones de autoridad, comunicación y jerarquía que aparecen en el aula tal como la conocemos y que son tan básicas a la hora de enseñar que muchas veces pasan inadvertidas.
¿Cómo se caracteriza esta comunicación del aula? Sabemos que es una comunicación jerárquica: sus reglas no son definidas por todos, sino que hay muchas decisiones ya tomadas cuando los chicos y los maestros entran al aula. Sabemos también que es una relación que no se basa únicamente en el saber, que no sólo tiene que ver con quién sabe más matemática, sino que es una relación de poder: el docente, por el solo hecho de serlo, más allá de cómo enseñe o de cuánto sepa, tiene más poder para definir las cosas que pasan que los chicos. Claro que este poder no es absoluto, ya que el docente enseña en una escuela que se encuentra definida por leyes, opiniones, planes de estudio y demás cosas; pero con todo, tiene el poder de definir las pautas de esa relación, de hacerla más igualitaria, más variada, o más uniforme y jerárquica. Dado que la situación de enseñanza implica una compleja situación de poder, consideramos que la enseñanza como “conducción” del aula puede estudiarse en relación con la conducción de las sociedades y de los grandes grupos.
El aula, entonces, puede pensarse como una situación de gobierno. Son estas conexiones entre aula y gobierno. Son estas conexiones entre aula y gobierno las que orientarán nuestra genealogía. Ésta es la perspectiva que elegimos: la historia de las formas de comunicación y gobierno del aula moderna como parte de una historia más amplia, la historia del gobierno de las sociedades modernas.
Se cree que ésta  es una línea central en la reflexión pedagógica, de la que no siempre nos hacemos cargo los educadores. Cuando un maestro lee su recibo de sueldo o ve la cantidad de instancias que están por encima de él y que deciden sobre su tarea (ministerios, leyes, directores, especialistas), puede que piense que él no tiene poder alguno. Esta estructura del sistema y la cotidianidad de las frustraciones y los pequeños logros hacen difícil para los maestros pensar sobre el poder en general y sobre el propio poder en particular. Hemos visto cómo el poder es algo que está en todos lados, es omnipresente, y cómo circula, se transforma y se consolida. En lo sucesivo, queremos ver cómo se ha construido esa estructura de poder particular que es la enseñanza en el aula, y si las formas del “liderazgo” del aula se relacionan con las formas del “liderazgo” en la sociedad y en la política.
Se pretende ver si algunas características del gobierno de las sociedades modernas tienen que ver con las formas del “gobierno de los niños”, como algunos autores definían la educación hace 200 años. Si durante mucho tiempo se ha hablado de la educación “autoritaria”, ¿es sólo porque hubo dictaduras o porque el autoritarismo también está en el aula, en su interior? Este uso del término “autoritario” quizá nos está diciendo que ente la conducción de la sociedad y la “conducción” del aprendizaje existen algunas analogías.
Las vinculaciones entre gobierno y pedagogía fueron discutidas ampliamente por otros autores, entre ellos el filósofo Immanuel Kant. Cuando hace algunas décadas Sigmund Freud- el fundador del psicoanálisis- empezó a reflexionar sobre cuándo debe terminar la terapia psicoanalítica e intentó formular cuál era el punto de madurez de la acción terapéutica, se encontró ante una pregunta aun más radical. ¿Existe realmente ese punto en el que se puede decir que una persona está curada? Freud contesta provisionalmente que sí, y agrega: “Detengámonos un momento para asegurar al analista nuestra propia simpatía sincera por tener que cumplir él con tan difíciles requisitos en el ejercicio de su actividad. Y hasta pareciera que analizar sería la tercera de aquellas profesiones `imposibles`en que se puede dar anticipadamente por cierta la insuficiencia del resultado. Las otras dos, ya de antiguo consabidas, son el educar y el gobernar” (Freud, 1937, 1986).
Con esta afirmación, Freud intenta formular algo más que el simple hecho de que uno no termina nunca de educarse, que ningún gobierno es para siempre, por el solo hecho de que no existe el gobierno “completo” o “perfecto”, o que el final de una terapia psicoanalítica es un punto relativo. Lo que nos parece sugerente de la afirmación de Freud es que deja ver que quizás educación, psicoanálisis y gobierno tengan estructuras similares. Las tres actividades se proponen modificar al sujeto en una dirección determinada; al mismo tiempo, las tres enfrentan la dificultad de moldearlo según un esquema prefijado, porque así como no existe el gobierno totalmente omnipotente y eficaz, que logra todo lo  que se propone, tampoco existe un proceso educativo que garantice totalmente que el producto final será el esperado.

Entonces, se concluye que, los problemas de la educación se entienden mejor si los enfocamos como parte de relaciones de poder y de estructuras de gobierno y de organización de la sociedad.

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